Las enfermedades reumáticas son aquellas que comprometen los huesos, las articulaciones y los músculos. La gran mayoría son de origen desconocido, porque aunque se pueden presentar casos dentro de una misma familia, este tipo de padecimientos no son hereditarios.
La artritis reumatoide, es una de estas enfermedades y se caracteriza por la infamación de las articulaciones, es de padecimiento crónico, es decir que va empeorando con el tiempo y acarrea grandes dolores y la perdida de movilidad del paciente.
No existe un cuadro como tal de síntomas, pero por lo general las primeras articulaciones que tienden a hincharse y perder movilidad son las de las extremidades, más concretamente las manos y los pies, pero con el paso del tiempo también puede comprometer codos y rodillas en incluso hay quienes sienten los efectos a nivel de la columna vertebral.
Aunque actualmente aún se desconoce qué causa este tipo de enfermedades, si se tiene claro que en la mayoría de los casos el sistema inmune juega un papel fundamental. Es por eso que, una vez más, aunque contemos con un diagnóstico negativo, es fundamental centrarnos en las cosas que SI podemos hacer:
Dar descanso a las articulaciones de 8 a 10 horas nocturnas, y de media a 1 hora durante el mediodía.
Hacer ejercicios regulares para mantener la fuerza y movilidad de las articulaciones.
Entender la importancia de la resiliencia.
Informarnos con nuestro médico sobre los tratamiento para el dolor y la inflamación, que aunque no detienen la enfermedad, pueden disminuir las molestias que se derivan de la enfermedad. Asi como sobre otro tipo de medicamentos (modificadores de la enfermedad) que si frenan el avance de la artritis, pero si se dejan de ingerir avanza más agresivamente.